Emborrachadas de poder; Rocío Bárcenas y Rosa Icela Rodríguez durante su paso por las administraciones de Miguel Ángel Mancera y Marcelo Ebrard, ambos ex Jefes de Gobierno de la Ciudad de México, tejieron una red de corrupción e impunidad para hacerse de recursos y capital político, así corrompieron instituciones.
Lo cierto es que pocos saben que durante su paso por la Secretaría de Desarrollo Social, Participación Ciudadana, el Instituto para la Atención de los Adultos Mayores, Desarrollo Rural y Equidad para las Comunidades, Servicio Postal Mexicano, el DIF, Inmujeres, Injuve, directamente o a través de sus familiares, amigos, novias de sus hijos, cuñadas, tanto de Rosa Icela como de Rocío Bárcenas, lograron obtener recursos que fueron ofertados durante las campañas, tanto a Mancera como a Ebrard.
Son las servidoras públicas con más despedidos durante sus gestiones en instituciones de la Ciudad de México, echaron a la calle a trabajadores con años de experiencia, con nivel licenciatura y maestría para después colocar en esos puestos a familiares y amigos, líderes de tianguis y mercados. Así fue como empezó a crecer su poder.
Rocío Bárcenas y Rosa Icela desviaron recursos económicos de instituciones para entregarlos al PRD, esto a través de operativos donde participaban “su gente” haciendo fuertes depósitos de dinero a cuentas bancarias a través de diversas tiendas OXXO de la capital del país y el estado de México.
Personal que laboraba en las instituciones tenían que soportar toda clase de abusos, y todo por conservar el trabajo. Rocío Bárcenas y Rosa Icela ocultaron casos de abuso labora y acoso sexual con el clásico “no digas nada, te cambio de módulo y conservas el trabajo”.
Hoy, ambas mujeres trabajan en la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, sin embargo, durante la administración de Ebrard como Jefe de Gobierno, Rocío Bárcenas y Rosa Icela llamaban “loco”, “desquiciado” “los loquitos del plantón en Reforma”, estos descalificativos hacía el movimiento que encabezaba AMLO ocurrieron en un auditorio a unas cuantas cuadras del metro Chapultepec, ellas en calidad de servidoras públicas, con puestos de dirección y ante sus subordinaros, dejando así en claro que quienes apoyaran dicho movimiento serían despedidos.
Esta es la primera entrega de Rocío Bárcenas y Rosa Icela Rodríguez.