* Una promesa de Juan Camilo Mouriño en el sexenio de Calderón.
* Hoy la empresa Astilleros Hijos de J. Barreras sigue en bancarrota.
*Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto ayudaron al papá de Juan Camilo Mouriño.
Como era de esperarse, porque se veía venir desde el inicio mismo del "negocio" promovido por el gobierno calderonista y concretado en el de Peña Nieto, el "rescate", las pérdidas y la deuda de una empresa no solo privada, sino extranjera, terminaron pagadas por las arcas nacionales.
Se trata de la compra del 51 por ciento de las acciones del consorcio gallego –al borde de la quiebra cuando se hizo la operación y lo mismo a seis años de distancia– astilleros Hijos de J. Barreras, que (desde 2007) impulsó y negoció Juan Camilo Mouriño –el querubín español de Felipe Calderón–, que coronó Carlos Mouriño Atanés (gallego, por cierto), padre del ex secretario de Gobernación, y pagó -con recursos de PMI (con José Manuel Carrera Pannizo a la cabeza de la filial de Pemex), desde luego- Emilio Lozoya Austin en el primer año de gobierno de Enrique Peña Nieto (diciembre de 2013).
Originalmente, el "rescate" le costó al erario 5 mil 200 millones de pesos (300 millones de euros de entonces) y a cambio Pemex obtuvo el 51 por ciento de las acciones de una empresa española prácticamente quebrada, pero con excelentes relaciones personales con otro gallego, Carlos Mouriño Atanés, quien a su vez utilizó a su hijo Juan Camilo, por aquellos ayeres (2007) despachaba como jefe de la Oficina de la Presidencia de la República y consentido del inquilino de Los Pinos Felipe Calderón.
A Juan Camilo no le dio tiempo (murió en un avionazo el 4 de noviembre de 2008), pero a su padre sí (un oscuro empresario que llegó a México “para hacer la América y convirtió al sureste mexicano, especialmente Campeche, en su paraíso financiero con la "ayuda" de priístas y panistas, como Carlos Cabal Peniche). Aprovechó la estrecha relación con Felipe Calderón y el negocio siguió su curso (que incluía contratos de Pemex para los citados astilleros).
Pero fue con Enrique Peña Nieto con quien Mouriño Atanés pudo poner la cereza al pastel gallego. En diciembre de 2013, con Lozoya Austin en la dirección general de Pemex, la ex paraestatal desembolsó la friolera de 300 millones de euros para quedarse con el 51 por ciento de las acciones de astilleros Hijos de J. Barreras, una empresa al borde de la quiebra en la que, no obstante ser el accionista mayoritario, nunca participó en su administración. Los minoritarios tomaban las decisiones.
Emilio Lozoya -es de suponer que con la autorización de Peña Nieto y el consejo de administración de Pemex- soltó los 5 mil 200 millones de pesos (en tal consejo participaban Pedro Joaquín Coldwell, Luis Videgaray, Ildefonso Guajardo, María de Lourdes Melgar, Miguel Messmacher y Francisco Beltrán Rodríguez, entre otros) y el operador de todo esto fue Mouriño Atanés.